Displicencia vanguardista

Callando los versos mutilaron el diapasón acústico

de serenatas en los Smart TV.

Aplicaciones ubican tórtolos en playas virtuales

mientras desconectan el GPS y en concierto fornican estos.

Emoticones de caricatura, enviaron las cartas al inodoro

sintetizando las estrofas, en parlamentos gráficos de mimo.

De perfiles falsos de fotoshop

se enamoran a primera vista, o más bien… captura.

Orgasmos y eyaculaciones por video llamada

sustituyeron terapias de pareja,

por virus cibernéticos que enajenan neuronas.

Frívolo el romance modernista

a tientas busca el efecto placebo en pornografías de Kama Sutra,

trocando cortejos platónicos por parodias fonomímicas

de tonadas mentecatas en musicales sitios web.

De diamante y acero, los discos duros no admiten

guardar los amoríos, de segundos pasados.

Si difieren los amantes después de aceptar la solicitud

de pernotar, mutuamente se vaciarán en las redes:

marcianos y veganos sabrán de pecas y verrugas en las erógenas zonas.

Orondo, el progreso hipnotiza enamorados ordenando

que acaricien más controles de videos, que cabellos.

En destripadores buscadores (sicarios de diccionarios)

pretenden encontrar definiciones del romance …

los siervos de la vanguardia.

 

 

Danzas Rebeldes de Alcoba

 

Dimensionadas las sombras,

por la proyección que trazó la vela

del buró,

escenificaron grotesca filmación en erótica danza al extasiarse,

visualizadas en la pared postrera

del fondo de la alcoba.

Rebeldes se divorciaron de la realidad

molecular que les dio origen,

para emular la coreografía

de las almas que se

fundían en la

cama,

con un fuego capaz de derretir

cualquier acero en un

instante.

Cual acróbatas gimnastas,

iniciaron multitud de volteretas

como erupción del subconsciente

leguleyo y suspicaz,

que les cuestionaba sus romances andariegos

a hurtadillas;

mientras cándidos

cada uno atrofiaba su

conciencia,

creyendo a su pareja muy virtuosa.

Danzaron compases subversivos

a forma de protesta musical

de los setentas,

improvisando cadencias que mezclaban

las tragedias depresivas de los tangos

con la insurrecta erupción de los danzantes metaleros;

in crescendo cual acertada trama literaria,

evolucionaron la intensidad de sus destellos,

hasta acabar en una imagen congelada

de estos entes incorpóreos,

en unísono momento con el clímax,

de los cuerpos amalgamados en las sábanas.

Fenecieron entonces las imágenes,

al recibir la exhalación de los amantes,

que acribilló sagaz y sin demora,

la luminosidad del aposento;

convirtiendo aquella escena,

en patíbulo y campo santo

de sus culpas.

 

 

Cántico de Alabanza en Yo Mayor

 

 No podrán olvidarme fácilmente, aquellos que tuvieron la fortuna de disfrutar de mi presencia en esta vida.

 Mi epitafio , dormita ya en el campo santo,

 resumiendo a la máxima potencia en tan solo media milla mis aciertos,

 esculpidos con diamantes y zafiros.

 Ahora que estoy sano y destello por raudales mi lúcida y abismal inteligencia,

 yo mismo he mandado a escribir sobre mi lápida.

 Sí, lo que he ganado por mis logros y conquistas.

 Aunque aún me faltan muchos, años de brindar al universo mi sapiencia.

Sólo he adelantado yo el camino, de los miles de escribanos que harán mi biografía. Palabras que merezco obviamente:

 «Aquí yace un literato a quien bien se le atribuyen por centenares,

universales obras de arte.

Las escribió abofeteando al entendimiento de la plebe, cual si enviase con ellas rosas blancas a los máster de las artes y su séquito.

Postularlo en el olimpo de los premios de cultura y perdurarle eternamente en los anales de la historia, debe ser generalizada labor.

 Acaso cuestionada por escasos y frustrados críticos del arte.

 Aquí pernocta un hombre sencillo, poseedor de una alma incomparable y mesurada.» Pendiente solo queda, la fecha de mi muerte en dicha esquela.

Por lo pronto, me rendiré tributo de rodillas, ante el reflejo en el mar del Superyo. Obsesionado me haré el amor,

para acabar embarazado por las hazañas de mi verídica grandeza,

abortando los fracasos y las dudas,

que nunca lograron alcanzarme.

 

 

Romancero del Amante Ortodoxo

 

Enamorado estoy del amor,

porque él no es flor,

sí es aroma.

No es atardecer, más sí nostalgia.

No es estero, pero sí gaviota.

No se le ve en la luna llena,

sí en el arrullo que ella espolvorea.

Porque no es él la lluvia,

aunque vive en los recuerdos que el cielo llora.

Hasta la muerte he de defender al amor,

pues no es sábana de lecho nupcial,

sino la fundición de almas amantes.

Porque no es codependencia,

sí vuelo sincronizado sin ataduras de poder.

Porque no significa dejar de existir,

por el contrario es vivir amándose para poder amar.

Porque los romances de príncipes y hadas

solo adormecen párvulos,

mientras la superficialidad se suicida en la alborada.

Respiran mis pulmones el querer porque no es él laberinto hedonista,

pero si el encontrase a bocanadas en el otro.

He creído y seguiré creyendo en él

porque él no es Dios,

más sí es Dios…. su alter ego.       

 

 

Inútil paz de los exánimes

 

No porque las manos opositoras se adhieren

la quena puede neutralizar discordias.

No por unificar tribus y comarcas notas de exaltación patria

por siempre,

se torna sumiso el huracán.

No por haber tomado el crucero de la diplomacia, las disputas ideológicas

atracan, en el muelle de las armonías.

No porque eructan bombas en escuelas aniquilan a la ignorancia…

más bien ella les hace buscar respuestas que no tienen sus preguntas.

No con blancas palomas liberadas en olimpiadas,

se bloquearan los video juegos de holocaustos sangrientos.

No necesariamente es valiente quien no huye del conflicto.

Quien no lo hace en realidad tiene miedo, a que digan que tiene miedo.

No porque Rambo y los antihéroes que le adversan regalan autógrafos,

igual donan documentales desnudando secuelas de los Hiroshimas

y Nagasakis.

No se alcanzará la concordia por no entender que aunque se multipliquen

los humanos cual conejos, no se extinguirán las parcelas de a dos por uno.

No se abrazará el sosiego, al creer que por existir billones de puntos

en el universo podemos partir a los devenires soñados por la ficción,

y desbastamos la morada.

No nos explicarán los niños porque si sembramos minas y misiles no nacerán

trigales y frutales, ni porque el presumir de cabezas nucleares, es masoquismo

de fútiles enfermos mentales .

No por recibir Nobeles en mediáticos pedestales,

se puede dar la cara a las miles de paupérrimas vertebras,

de los párvulos hijos de la hambruna.

No con discursos carentes de bocados, cuadernos y corcheas,

cesan las lágrimas pueriles de los arrabales.

Para ellos, es inútil la paz de los exánimes.

Y, lamentablemente:

No porque las sílabas aglomeradas del poeta lloran,

se dejaran de hacer efectivos los intereses de los intereses

en los bancos que cambiaron espadas de conquista,

por empréstitos.

 

 


James Philliphe Morán (Costa Rica) seudónimo de César de Jesús Molina. Poeta, cuentista, ensayista, dramaturgo y narrador costumbrista. Es además, actor, clown, cuentacuentos y retratista con más de 20 años de trayectoria.