I
Mariposa fértil:
De dulces caderas y pezones rosas.

Me deslizo en un sueño donde el temblor
de mi carne sabe más de ti, que de mí.

En mi lengua tibia:
Tus laderas, espalda y nuca.
Infinito vuelo del erizo.

Evoco la humedad de tus secretos.
Me vuelvo el humo tornasolado,
el ojo dilatado
la luna discreta
y la erección adolescente.

II
Sólo por esta vez,
amárrate a mis piernas
dibújame un caracol en la ingle
baila sin sostén
y piérdete en mi ombligo.

III

El mismo idioma se vuelve la piel:
el abecedario de besos lengua
la acentuación erógena
y esta puntación
de la que no quitas el dedo
ni tu carne,
ni el sudor del último vaivén.

IV
En medio de tu torso dorado
encuentro una paleta de sabores
y un caminito hacia el cosmos.
Encuentro también los pulsos rojos
debajo de mi falda y la lluvia temprana
después de tu tacto.
V
Que las estrellas bajen a tocarnos también.
Que se metan en medio de nuestros cabellos
en el monte de venus o bajo mis senos.
En esta noche donde la luna es faro,
y el viento sábana, ellas bajarán.
Lo sospecho.

 


Hilda Paulina Meléndez Padilla (21 de marzo de 1990). Egresada de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad de Colima. Fue becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (FECA) durante el periodo 2012-2013. Ha colaborado con poemas y cuentos breves, en el suplemento cultural “Destellos” del periódico El Comentario de la Universidad de Colima.