Pocas veces publico mis poemas por internet, en especial aquellos que son de reciente factura. Pero las cosas están cambiando, no hay editoriales que valgan la pena y la publicación de obra literaria por internet se va volviendo una necesidad apremiantes.

He llegado a la conclusión que tal vez nunca pueda ver poemas editados en alguna firma editora importante en México, aunque he destacado en múltiples ocasiones, las ganas de echar a andar una pequeña editorial independiente que solamente se dedique a publicar poesía; la urgente poesía que hay en Colima y sus zonas aledañas. Proyecto como «Hoyloleo» se vuelven pieza clave, única; un caudal de lecturas sólidas con un soporte digital… También me esperanza saber que hay proyectos cartoneros en esta misma plataforma, aunque mis libros de poesía son realmente largos y pastosos. Muchos poemas, tal vez algunos cientos. Prometo no escribir tanto. Y ahora extraño esas marejadas amarillas de sabor… Un cielo sabroso y redondo.

 

Comer un mango. El dedo de dios apachurra la panza.

Una nube entra por la puerta y se detiene en la cáscara

del mango. El dedo gigante cae al suelo, se deshace

en plumas que cubren el ambiente. Las manos de la nube

se agarran de las fibras diminutas y amarillas de la fruta

hasta que el ventilador del tiempo madura.

Se pudre con un gesto que se parece a un puño cerrado.

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